Epílogo.
Una semana más tarde.
Seokjin observó a través de la ventana como Namjoon rondaba su cabaña aún en forma de tigre. El alfa se había comportado muy educado durante esos días y lo pretendió como deseaba desde que lo había visto, pues, con la maldición deshecha, aquella oscura energía que lo rodeaba había desaparecido, lo que le permitió acercársele sin problemas.
Sin embargo, aquello había hecho que su celo se adelantara y ese día en particular comenzaba a oler más de lo normal. Claramente Namjoon lo había olido y andaba como loco queriendo verlo, pero muy para su pesar, Seokjin tenía que aguantar unas horas más hasta que sus amigos arreglaran sus problemas.
—Seokjin —ronroneó Namjoon, sentándose todo derechito en la puerta de la casa, esperando a que le abriera mientras lavaba una de sus patas, fingiendo que no estaba tan desesperado. Lástima que su cola moviéndose inquieta de un lado a otro lo delataba—. Sé que estás ahí, puedo olerte.
El omega se acercó a la puerta, oliendo como el alfa parecía tener un aroma mucho más fuerte que él de hace minutos, erizándosele la piel.
Necesitaba con urgencia de él.
—H-Hola... —habló Seokjin, apoyándose del otro lado de la puerta.
—Sé que no es momento todavía, pero en verdad necesito verte.
—Creo que estoy en celo ahora... —¿creía? Definitivamente era un hecho. Los dolores lo tenían loco y su pantera gruñía en busca de contacto.
Namjoon rascó la puerta con sus garras repetidas veces, desesperado y ansioso. Quería que abriera esa puerta y lo dejara comerlo entero. Quería enterrarse en ese omega, hacerlo suyo, llenarlo de cachorros y no irse jamás, pero Seokjin andaba de difícil.
—No haré nada que no quieras.
Seokjin chilló rascando la puerta, como perrito que quiere algo y no se lo dan. También estaba desesperado, un tanto avergonzado por como se estaba comportando. Se desconocía, ese no era él, pero es que el celo se encargaba de sacar a la luz sus lados más salvajes y primitivos.
Ya sin poder aguantarlo, el omega tomó forma humana y abrió la puerta, viendo al tigre ahí. Namjoon copió su forma y se le abalanzó encima, besándolo con pasión y ganas, introduciendo su lengua en la boca de Seokjin, quien no se quedó atrás y enseguida se prendió de él, acariciándose y sintiéndose como tanto deseaban.
Yoongi y Taehyung salieron del cuarto que Seokjin les prestaba, viendo la escena.
Hacía rato escuchaban los lamentos de aquella pareja de gatos salvajes y hasta en cierto punto era gracioso, pero al alfa lobo le preocupaba que no estuvieran en sus cinco sentidos para cuidar de los cachorros en lo que se encargaban de la manada.
Yoongi carraspeó, logrando llamar la atención de ambos y Taehyung largó una risita, divertido con la imagen. Hasta allí se escuchaban los ronroneos de ambos.
—¿En serio creen que son capaces de cuidar a los niños un momento? —preguntó el pálido, no muy convencido de dejarles a Olivia.
—Puedes... ¿puedes llevarlos a otro lado? —preguntó Seokjin, ruborizado y jugando con sus manos como si de pronto fuera un chiquillo.
Andaba comportándose raro a causa del celo adelantado, constantemente húmedo y con las mejillas rosas. Ni modo, tendría que aguantarse.
—Pero Seokjin, no podemos llevarlos, será peligroso.
Seokjin se quejó como chiquillo, acompañado de un sollozo que delataba las ganas que tenía de aparearse en ese preciso momento: —Está bien, pero tendré que hacerme un té tranquilizante, aunque no creo que me ayude.
—Solo será una hora, luego se comen el culo todo lo que quieran —caminó a la salida, pasándoles por al lado.
—¿Necesitan ayuda? —preguntó Namjoon, intentando disimular el hecho de que estaba duro bajo el pantalón.
—No, solo cuiden a Olivia, por favor —rogó Taehyung, siguiendo a su alfa fuera de la cabaña, rumbo a lo de su hermano—. Luego prometemos irnos y ya no estaremos aquí molestándolos en sus cosas privadas.
Namjoon asintió y salió de la casa, escuchando como Seokjin cerraba de un portazo y aseguraba todo con trabas, como si tuviera miedo de fallar en el proceso.
A cada paso que daban, Yoongi podía sentir los nervios del omega incrementarse. Él estaba seguro de que todo saldría bien, pero la inquietud de Taehyung lo ponía nervioso. Quizá no era una sensación de derrota, sino de tener que verle las caras a quienes se suponía debían amarlo como sea y no era así.
En su caso casi habían logrado matarlo, pero ahí estaba, sano y recuperado lo suficiente como para ir a hacerles frente. No pensaba esperar un día más para cobrárselas todas, no iban a salirse con la suya.
—¿Seguro que puedes? —preguntó Yoongi, dejando una mano en el hombro del castaño, haciendo que se detuviera a verlo.
—Ya me siento mejor, solo estoy un tanto nervioso.
—Lo sé, te estoy sintiendo, pero descuida, voy a sacar del medio a esos malditos, ya no van a molestarte. Les haré pagar lo que nos hicieron y pelearé con tu padre por el puesto de alfa líder de la manada. Voy a dominar ese lugar, voy a hacer que cada uno que te despreció te respete como la autoridad que serás. Te lo daré todo, mi amor, nada nos va a faltar.
—No quiero que te lastimen...
—Nada pasará, por ti soy capaz de lo que sea y no dejaré que te vuelvan a hacer daño —tomó su rostro con delicadeza y dejó un tierno beso en sus labios.
Taehyung sonrió, aún sin poder creer que Yoongi fuera completamente suyo y hasta que tuvieran una hija. Era algo que creyó imposible, sin embargo, el destino podía ser realmente impredecible.
—Te amo.
—Y yo a ti.
✧✦✧
Jimin sonreía de oreja a oreja, viendo la tierna escena de Jungkook dejando un tierno beso en la frente de cada uno de sus cachorros antes de irse.
Se veía taaan precioso con el cabello blanco. Desde aquel día se había vuelto un tigre albino, y aunque extrañaría al Jungkook azabache, su nuevo color le sentaba realmente bien.
Ahora eran toda una familia de albinos, y no solo eso, sino que habían descubierto que Jungkook era tan capaz como él de manipular la luz ahora. ¿Acaso sus cachorros tendían aquel don también? Probablemente si.
—¿Ya se van? —preguntó Hoseok, quien había ido a cuidar a sus pequeños sobrinos, de los que se había hecho realmente cercano en esos días.
—Si, nos iremos ya —dijo Jungkook, parándose derecho—. Creo que entre más rápido mejor, no quiero dedicarle tanto tiempo a esa clase de personas.
—¿Crees poder cuidarlos? —preguntó Jimin.
—Pff claro que sí, ya me he vuelto todo un experto —alardeó Hoseok—. ¿Ves? —a su hermano—. Si no regresabas, con gusto yo iba a cuidar bien de tu familia.
Jungkook le dedicó una mirada filosa. Sabía que el menor se lo hacía en broma, porque le encantaba verlo furioso, pero aún así no podía evitar sentirse celoso. Jimin era solo suyo y nadie más podía tenerlo, ¡nadie!
—¡Ni muerto te lo hubiera permitido!
Hoseok largó una carcajada: -De todos modos, ibas a estar muerto, así que no lo ibas a poder evitar.
—No me provoques, Hoseok, consíguete a tu propio omega —le gruñó, haciendo que el tigre menor volviera a descojonarse de la risa, más cuando le dedicó un bufido.
Jimin negó, rodando los ojos ante lo inmaduros que podían llegar a ser los alfas a veces, en especial cuando se trataban asuntos de omegas.
—Ya, no peleen —pidió el lobo peliblanco, poco más arrastrando a Jungkook hacia la salida en cuanto vio que Yoongi y Taehyung ya estaban allí—. Cuida a los cachorros y al volver podrás irte. Arreglaremos un asuntito pendiente con mis padres.
En cuanto los cuatro se reunieron, caminaron decididos rumbo a la manada, con el mismo tipo de emociones al haber vivido el mismo episodio aquel fatídico día. Todos estuvieron a punto de perder a alguien, o directamente lo perdieron, en caso del omega peliblanco, pero ahora que todo estaba resuelto, tenían cuentas que arreglar.
Los guardias no sabían que hacer al ver a quienes se suponían estaban desterrados y más aún cuando venían acompañados de aquel temible tigre al que creían haber acabado. Sin embargo, más miedo les daba Jimin al saber finalmente de lo que era capaz, por lo que ninguno se movió de su sitio a pesar de las órdenes del alfa líder por impedir que volvieran en cualquier caso de que lo intentaran.
Hye se asomó a ver en cuanto escuchó el cuchicheo cada vez más insoportable fuera de la casa. Dongwan también fue a echar un vistazo, sorprendido con la repentina visita de aquellos traidores.
Jungkook podía sentir las miradas amenazadoras de otros alfas sobre él, sintiendo que en cualquier momento se le tirarían al cuello, pero se mantuvo serio a pesar de todo. Ningún perrito pulgoso sería capaz de intimidarlo, y menos luego de todo lo que había pasado, de lo que era ahora.
La mirada furiosa de Dongwan se posó en el tigre, preguntándose que mierda quería en territorio que no era suyo, acompañado de puro traidor.
-¿Qué hacen aquí y con este? -exclamó Dongwan, señalando a Jungkook con clara molestia-. Son unos sinvergüenzas.
-Cállate -gruñó Jimin y volteó a ver a los guardias en cuanto los vio moverse-. Quien se acerque se muere, ya saben de lo que soy capaz -advirtió, más como una amenaza que como una orden.
-Ustedes no deberían de estar aquí. Son unos traidores, deben ser desterrados -habló Taehyung.
-¡Tú cállate, eres el mayor traidor aquí! Un inútil, un bueno para nada -dijo Dongwan, decepcionado de que su propia sangre le estuviera haciendo eso.
Yoongi tomó forma de lobo y le gruñó, mostrando sus afilados colmillos. Nadie le hablaba así a su omega.
Dongwan ni siquiera fue capaz de articular palabra cuando, furioso, Yoongi se le abalanzó encima, comenzando de inmediato una pelea en forma de lobos donde los arañazos y las mordidas fueron los protagonistas.
Si otro alfa atacaba al líder de la manada, significaba que estaba disputando el puesto de líder. El que quedara en pie ganaba y era normal que los jóvenes desafiaran al anciano a cargo, por lo que nadie debía meterse o estarían faltando el honor de los involucrados.
Hye observó indignada como ninguno de los guardias se metía, dudosos de si interceder o no: -¡Guardias, ataquen! ¡Hagan algo, inútiles! -gritó, intentando ir en ayuda de su marido, pero el gruñido de Jungkook la hizo temblar, quedándose en su sitio.
-¡No pueden meterse! -les recordó Jimin-. Cuando un alfa reta al líder, nadie se puede meter, desgraciada, así que quédate en donde estás.
-¡Eres un mocoso mal agradecido! -fue hacia Jimin con la intención de darle un cachetazo, pero Jungkook se lo impidió, tomándola del brazo antes de que lograra su cometido-. ¡Lárgate de aquí, maldito demonio! -se zafó del agarre, largando humo por las orejas de la ira mientras veía como el alfa peliblanco se interponía entre ambos.
-No toques a Jimin -advirtió Taehyung, sin poder creer la actitud ridícula de quienes eran sus padres, aunque más preocupado estaba por Yoongi en ese momento. La pelea se veía fuerte.
-Tú cállate, traidor -dijo Hye, viendo desesperada a toda una manada que ahora les daba la espalda luego de todo lo que habían hecho por ellos-. ¿Nadie hará nada? ¡Son una bola de desagradecidos!
Yoongi soltó a mayor cuando sintió que era suficiente, no deseaba matarlo a pesar de lo mucho que lo odiaba. No le había costado nada dejarlo fuera del juego sin los guardias metiéndose, porque Dongwan ya era un alfa adulto, en cambio, Yoongi era uno fuerte y joven aún, con mucho carácter para doblegar al líder y tomar su lugar. Era justo lo que quería.
Hye corrió hacía su marido, arrodillándose a un lado para examinar sus heridas, pero el alfa estaba más ocupado en mirar con odio a quienes lo observaban casi sin pestañear, disfrutando de su derrota.
-¡Todos son unos desgraciados! -gritó Dongwan, agitado y lastimado, aún en el suelo luego de la golpiza que había recibido-. ¡En especial ustedes dos! -gruñó, guiando su vista hasta sus hijos-. Así es como nos agradecen haber cuidado de ustedes, y para colmo, ese desgraciado no ha muerto.
-Se lo dije, no iba a separarme de su hijo ni con la muerte. Nada de lo que hizo o haga sirve, porque nos amamos y así va a ser hasta nuestros últimos días -dijo Jungkook, mirando con pena al hombre en el suelo.
-En realidad si lo mataron... pero para eso estoy aquí. Si sigue vivo es por mí -informó Jimin, entonces ambos mayores entendieron porqué el cambio de cabello en el tigre.
-¡¿Le diste tus poderes a este demonio?! -exclamó Dongwan.
-Lo haría mil veces más. Es mi alfa y el padre de mis cachorros, y créanme, realmente estoy agradecido que me hayan cuidado todos estos años, pero esto no tiene perdón. Tan solo debían entendernos, amarnos y apoyarnos tal como queríamos, no usarnos ni despreciarnos... ahora, todo sería diferente. Seguiríamos siendo una familia, disfrutarían de sus nietos, disfrutaríamos de cenas juntos, pero no, lo arruinaron todo.
-¡Es una tontería lo que hiciste! ¡Te arrepentirás de haber hecho eso porque es un maldito asesino! -dijo Hye.
-Creo que va siendo hora de que se miren al espejo -dijo Taehyung, caminando a paso lento hasta donde estaba Yoongi para ver cómo estaba-. Ya dejen de tratar de alejarlos. Ellos son el uno para el otro, nada de lo que hagan va a separarlos, ni siquiera la muerte.
-Estoy bien, bebé -susurró Yoongi, con apenas unas mordidas y arañazos.
-Deberíamos de hacer con ustedes lo mismo que intentaron hacer con nosotros, pero nos dieron la vida y eso es suficientes para dejarlos vivir -habló Jimin, observando como Dongwan se ponía de pie con algo de esfuerzo y ayuda de Hye-. Pero quiero que se vayan muy lejos de aquí, y que cada vez que respiren, recuerden que fue gracias a mí.
-Tú no vas a decirnos que hacer -dijo Hye, quien no estaba dispuesta a rendirse.
Jimin llenó su mano de luz, en una clara advertencia de que los acabaría si no hacían caso a sus palabras: -¿Creen que estoy jugando? -gruñó, queriendo acabar de una vez por todas con ese cuento.
-Déjalos -dijo Dongwan, parándose recto, queriéndose ver como un alfa fuerte aún-. Prefiero irme antes de tener que seguir gastando mi tiempo en gente que no entiende, gente malagradecida.
-Ya te dije, solo te bastaba con ser comprensivo, pero lo arruinaron...
-No les costaba nada ser unos buenos padres, pero hasta en eso fallaron -agregó Taehyung.
-Tú cállate, que eres el menos indicado para hablar -dijo Dongwan.
-Te callas tú -le ladró Yoongi, con su voz de mando. Eso hizo que todos movieran sus orejas, prestándole suma atención, pues ahora era el alfa líder de la manada. Volteó a ver a la multitud que presenciaba la escena-. ¡Estas personas están totalmente desterradas de aquí! -señaló a Hye y Dongwan, que no cambiaban su gesto arrogante a pesar de todo-. A quien veamos ayudándolos, tendrán que irse con ellos. Yo soy quien manda ahora y me deben respetar tanto a mi como a mi omega y mi cachorra.
No terminó de decir eso, que todos le hicieron una reverencia, incluso los alfas guardias. La manada aceptaba su posición de líder tras haber ganado, sin ninguna objeción ni tonto queriéndose hacer el listo.
Taehyung se quedó sin habla ante eso, porque todos aquellos que lo habían hecho de menos, ahora lo estaban reverenciando, y supo que no podía tener mejor alfa que ese.
-Y a quien vea molestando a ellos, se muere -siguió Yoongi, señalando ahora a la pareja de albinos-. Hay un tratado que respetar y a quien no le guste, se va.
Se quedó observando de forma amenazante a todos, esperando alguna palabra o lo que fuera, pero nada. Hizo un gesto de que se dispersaran y volvieran a sus cosas, y la manada obedeció, aunque tuvieran ganas de ver como partían los desterrados.
Mientras vigilaban que Hye y Dongwan tomaran sus cosas para largarse de sus vidas de una buena vez, Jungkook abrazó contra su pecho a Jimin. Sentía a través del lazo la angustia que le causaba tener que ser así de duro con quienes lo habían cuidado y eso lo dejaba inquieto. No quería que su bebé se sintiera mal.
-¿Estás bien? -preguntó Jungkook en un susurro.
Jimin negó.
-Me gustaría que no fueran así las cosas, pero es lo mejor y se lo merecen. Solo me usaron...
-Todo va a mejorar de ahora en adelante, ya lo veras -dejó un beso en su frente, viendo como Taehyung se acercaba a donde estaban, por lo que se apartó.
Jimin volteó a ver de quien se trataba y de inmediato su corazón se estrujó, porque sabía lo que eso significaba: -¿Esta es la última vez que nos veremos? -preguntó, con un mohín en sus labios.
-No quiero que te vayas -dijo Taehyung, con ojos suplicantes.
¿Qué sería de él si Jimin no estaba ahí para él?
-Necesitamos irnos. Jungkook ha pasado mucho tiempo en ese lugar sin poder ver el mundo, sin explorarlo, y no quiero seguir viviendo donde esté lleno de recuerdos malos. Quiero formar mis propios nuevos recuerdos.
-Entiendo... -sus ojos se llenaron de lágrimas, porque era cierto y él no quería ser egoísta-. Te voy a extrañar.
-Y yo a ti -abrazó fuertemente a su hermano, siendo correspondido de inmediato.
-Prometo que vendremos a visitarlos -dijo Jungkook, viendo la escena emotiva.
-Si, vendremos, no es un adiós definitivo -confirmó Jimin, alejándose un poco para ver a su hermano, ambos con lágrimas cayendo por sus mejillas, las cuales secaron rápidamente-. ¿Quieres que vayamos por Olivia en lo que terminan todo aquí? Además, debes atender a tu alfa que tiene algunas heridas.
Taehyung asintió: -Está bien, me encargaré de Yoongi.
✧✦✧
Namjoon afilaba frenético sus garras en el árbol en busca de distracción. Se le estaba haciendo eterna la espera, más cuando Seokjin estaba oliendo de aquel modo tan intenso, desesperado por estar dentro de él y llenarlo de cachorros.
Jungkook alzó una ceja, divertido de ver a su hermano mayor en ese estado tan salvaje y ridículo, llegando de la manita con Jimin.
-¿Y a ti qué te pasa? -preguntó, observando a Namjoon como si estuviera enfermo.
-Oficialmente Seokjin entró en celo -dijo Namjoon.
-Oh -largó una carcajada, sin poder creerlo.
-Pues tienes suerte, porque venimos por Olivia -volteó a ver a su amor mientras Namjoon festejaba-. Trae al cachorro de Seokjin también, mi cielo.
Jimin asintió con una sonrisita y se dirigió a la puerta de la cabaña en lo que Jungkook se quedaba a distraer a Namjoon.
Un sudado, despeinado y húmedo Seokjin lo atendió. Realmente se veía desesperado entre los calores y los dolores que lo invadían al tener tan cerca al alfa que quería y no poder hacer nada.
Jimin estaba que no lo creía, pues tenía una imagen tan prolija y profesional de él, que verlo así de desastroso era extraño, por lo que no pudo evitar largar una carcajada: -Vengo por Olivia, pero me llevaré a tu cachorro unos días si quieres. Ya sabes, para que... la pasen delicioso. Es lo mínimo que puedo hacer por ti -y le dedicó una sonrisa coqueta, con cierto aire pícaro de solo pensar en lo que iban a presenciar esas paredes en unos minutos.
-Por favor, te lo agradecería mucho -exclamó Seokjin, sintiéndolo como el milagro más grande en su vida luego de su precioso cachorro.
Jimin volvió a reír mientras iba por los pequeños, ambos totalmente ignorantes de lo que ocurría, pues aún eran muy pequeños y adorables. Deseaba tanto que así fuera para siempre.
Sacó de la cabaña las pocas cosas que Yoongi y Taehyung tenían, siendo tomadas por Jungkook y cargó con cuidado a ambos cachorros, asegurándose de que no se le fueran a caer.
-Disfrútalo -dijo Jimin, alejándose junto a Jungkook de ese lugar que apestaba a celo.
Seokjin se quedó observando en la puerta como se llevaban a su cachorro y en el fondo sentía extraño, porque nunca había tenido a su pequeño tan alejado de él, pero en cuanto se percató de la forma en la que Namjoon lo observaba, toda preocupación se esfumó.
Su cola se erizó y lo húmedo se intensificó, manchando el pantalón. Su pantera gruñía de solo saber que sería tomado y marcado como tanto lo deseaba.
Se refregó de forma coqueta y atrevida contra el marco de la puerta, llamando a Namjoon con un dedo de forma provocativa, moviendo su cola de un lado a otro. Ni corto ni perezoso, el alfa fue hasta donde estaba, tomándolo de la cintura para pegarlo a su cuerpo, sintiendo aún sobre la tela como les quemaba la piel.
Se besaron con ganas, incluso de una forma sucia por el modo en el que se tocaban sus lenguas, mientras las manos del otro recorrían con velocidad al otro, buscando tocar y arrancar las molestas prendas que no dejaban disfrutar como querían.
Esa semana iba a ser intensa para ambos.
✧✦✧
Luego de dejar al cachorro de Seokjin con Hoseok un momento, Jimin y Jungkook regresaron a la manada, con Olivia y las cosas de sus padres en mano. Jungkook cargaba los bolsos, obvio.
Ya un poco mejor, Yoongi se acercó en cuanto los vio llegar, tomando todo lo que Jungkook llevaba para continuar él.
Las miradas de ambos alfas se cruzaron, sabiendo que las cosas no habían comenzado para nada bien, pero ahora todo era diferente. Sus omegas eran familia, por ende, ahora ellos también lo eran, lo que los convertía en aliados, más luego de lo que había pasado.
-Gracias por traer las cosas -habló Yoongi, mirándose cara a cara por primera vez con Jungkook.
-No es nada. Espero que estén bien -asintió Jungkook, sintiendo extraño ese momento, pero satisfactorio al mismo tiempo.
Yoongi tragó en seco, dispuesto a tragarse su orgullo e inexpresividad frente al alfa con el que alguna vez había peleado por un mismo omega en aquel tiempo de confusiones.
-¿Sin resentimientos? -alzó su mano, buscando hacer las paces.
Jungkook observó el gesto, y sin dudarlo aceptó, estrujando sus manos en un acuerdo mutuo de paz y alianza, y quizá en un futuro, tal vez, de amistad.
-Sin resentimientos -aceptó, dejando ver una pequeña sonrisa.
Mientras tanto, Jimin y Taehyung volvían a abrazarse como si fuera el fin del mundo, ambos esforzándose en no llorar de nuevo como tontos, pero es que todo lo vivido había sido fuerte y saber que ahora ambos se irían por su lado y con una familia al hombro, removía hasta el rincón más pequeño de sus almas.
-Trataré de estar en contacto contigo -dijo Taehyung.
-Y yo contigo -dijo Jimin. Se separó a verlo-. Ahora debo irme porque veo que tienes trabajo aquí y yo tengo tres cachorros que cuidar. Solo ten cuidado con la herida, no hagas esfuerzos.
-¿Tres? -alzó una ceja.
-Seokjin entró en celo por culpa de Namjoon, así que me llevé a su cachorro. Lo tendré conmigo unos días antes de irme, pero descuida, vendré a darte un último abrazo cuando eso pase.
-Ohhh bueno, cuídate mucho y nos vemos en unos días -sonrió, pensando desde ya en organizar una cena para todos como despedida.
En cuanto todo estuvo en orden, Jimin y Jungkook regresaron a su casa, tomados de la mano y disfrutando el paseo en solitario. La emoción de cruzar el río, de saber que se irían a vivir a otro lado más bonitos, solo ellos y sus cachorros, y los que probablemente vendrían con los años.
Una vez allí, Hoseok se despidió de los pequeños. Realmente se había encariñado con ellos y eso enternecía a Jimin. Le gustaba que los hermanos tigres comenzaran a llevarse bien y a ser una familia sin problemas, pero sobre todo le gustaba que sus cachorros fueran el factor clave para eso.
Ahora nadie estaba solo.
-Nuestros preciosos -dijo Jimin con una enorme sonrisa, admirando a sus bebés dormir-. Cada día se ven más grandes, gorditos y bonitos -arropó mejor a sus retoños dormidos.
Jungkook observó el acto con sus ojos brillando de amor. Cada vez que veía a los pequeños y tenía a Jimin a su lado, sentía las famosas mariposas en su estómago, aún sin poder creer que él era dueño de cachorros tan bonitos y de omega tan perfecto. ¿Realmente él se merecía esa segunda oportunidad?
-¿Sabes? -habló Jungkook, haciendo que Jimin lo mirase-. Me da miedo que esto no sea real, que un día despierte sin nada de todo esto, atado a esa maldición, a mis errores, sin mis hijos, sin ti... -alzó una mano, acomodando delicadamente las hebras blancas del omega-. Pero cuando me doy cuenta de que todo es real, sé que no necesito nada más en esta vida, porque ahora lo tengo todo y estoy agradecido con la vida por lo que me ha dado a pesar de las cosas malas que he hecho y he pasado. Ustedes son mi todo.
-Ay, mi amor -sonrió Jimin, viendo borroso a causa de las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos ante sus palabras-. Nada de eso pasará porque esto es real, muy real. Tienes dos cachorros preciosos, eres libre y me tienes a mí, que te amo mucho mucho mucho -tomó su carita entre sus manos, dejando lindos besos sobre sus finos labios-. Eres hermoso. No me arrepiento de nada. Todo lo que pasó, lo haría mil veces más y solo por ti.
-Tú me salvaste la vida, Jimin, no sé qué sería de mi si no estuvieras a mi lado. Probablemente andaría amargado, hundiéndome en la miseria y en mis propios errores, arrepentido... -tomó al omega de la cintura, dejando caricias con sus pulgares -. Y cuando miro hacia atrás todo lo malo que pasé para llegar hasta aquí, se que valió cada maldito segundo. Todos esos años, todo el sufrimiento... si volviera a nacer haría lo mismo con tal de tenerte conmigo al final, porque te amo como a nada en este mundo y quiero estar contigo para siempre.
Las lágrimas ya caían a montones por las mejillas de Jimin, no solo porque lo que le estaba diciendo era precioso, sino también porque podía sentir a través del lazo todo el amor que Jungkook tenía para ellos, sintiéndose ahogado con esa sensación tan placentera que no quería que acabara nunca.
Se sentía completamente enamorado de él, embriagado de ese amor que le desgarraba el alma con solo mirarlo y no había nada que quisiera más que pasar todos los días de su vida a su lado hasta que su cuerpo no aguantara más.
-Voy a darte muchos cachorros, vas a ser el alfa más feliz, te lo prometo. Seré siempre tuyo.
-Y yo siempre seré tuyo también. Serás el omega más dichoso que exista en este mundo, mi amor. Te daré todo lo que te mereces y más, porque te amo.
-Y yo a ti.
Jungkook acortó la distancia, atacando la boca de Jimin en un beso intenso, fogoso, apasionado. Dos amores sintiéndose y amándose con sinceridad, ya sin oscuros secretos de por medio y dedicándose únicamente a ser felices de forma incondicional para siempre.
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